El guardiamarina Roger Byam se enrola junto al capitán William Bligh y a Fletcher Christian a bordo de la fragata La Bounty, para un viaje a Tahití. El Capitán Bligh pronto demuestra unas actitudes tiránicas con los miembros de la tripulación y, después de seis meses de navegación ésta decide amotinarse. Film basado en la novela del mismo título de Charles Nordhoff y James Norman Hall. Ganó el Oscar a la mejor película del año y tuvo varias nominaciones a otros siete, incluyendo las candidaturas de Charles Laughton, Clark Gable y Franchot Tone al mejor actor, así como las de mejor director, mejor montaje, mejor banda sonora y mejor guión adaptado.
Si tuviéramos que realizar un listado de los films del cine de aventuras más reconocidos o galardonados en la historia del cine clásico, sería obligado introducir en ellas a “Motín a bordo” del prestigioso director Frank Lloyd. El simple hecho de ser una de los primeros exponentes del género que logró el Oscar a la mejor película, o el suponer una referencia a otras dos versiones más –realizadas en 1962 y 1984-, son motivos de derecho, para tener una cierta consideración ante este film, que desde el primer momento aparece como una producción “de prestigio” en el seno de la Metro Goldwyn Mayer. Para ello, contará con un equipo de producción en que, además del propio Lloyd, destaca la presencia de personalidades tan valiosas como Albert Lewin, Arthur Edeson –fotografía-, Cedric Gibbons o Jules Furthman, entre otras. Son indicios que nos encontramos ante una apuesta considerable por parte del estudio hegemónico del Hollywood de aquellos tiempos, como lo ejemplificaron en aquellos años otros exponentes igualmente delimitados dentro del subgénero de aventuras marinas, como Capitanes intrépidos del director Víctor Fleming en 1937.
Basada la trilogía de novelas por Charles Nordhoff y James Norman Hall sobre el motín a bordo de la “Bounty”, el film relata el viaje de la Bounty hacia Tahití para recoger retoños del árbol del pan con la finalidad de ser plantados en las colonias británicas de las Indias Occidentales y proveer de alimento barato a los esclavos. Pero durante el viaje la actitud tiránica del Capitán Bligh convierte el viaje en algo insoportable para la tripulación. El primer oficial Flechter Christian no está de acuerdo con la estricta aplicación de la disciplina que hace el capitán, ya que considera que resulta nefasta para la moral de los marineros, cuya vida es de por sí bastante dura. El contraste entre la vida paradisíaca en Tahití y el regreso a la rutina de a bordo desemboca en un motín dirigido por Christian, que regresa a Tahití con la Bounty abandonando a Bligh y unos cuantos de sus fieles en una chalupa en alta mar. Bligh, al que hasta ahora conocíamos como pésimo gestor de recursos humanos, se revela como un magnífico navegante y un tipo corajudo capaz de llevar el pequeño bote hasta el lejano puerto de Timor. Bligh regresa a Tahití a bordo del “Pandora” para ajustar las cuentas con los amotinados, pero Christian avista el barco y prepara la “Bounty” para zarpar de Tahití.
Aunque se trata de un film bastante coral, el protagonismo indiscutible recae sobre los tres personajes principales, con unos enfrentamientos verbales tan intensos como impecables. Definitivamente es una historia en la que la intensidad narrativa va de menos a más paulatinamente, hasta la parte en que por fin llegan a Tahití y se nos ofrece un pequeño paréntesis romántico que, curiosamente, coincide con la ausencia de Laughton en pantalla. Excelente vestuario, maquillaje y puesta en escena en general. Bellísima la fotografía en blanco y negro que nos regala unas estupendas imágenes del barco, precioso, y de la travesía en el mar. Y una música que, sin ser nada del otro mundo, resulta apropiada para el relato. Todo un clásico del cine de aventuras que habría que admirar, al menos, mas una vez. Dotada de un reparto prodigioso, ha inspirado multitud de cintas del mismo género, siempre inferiores de calidad.
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